El tercer trabajo de Heracles consistió en apoderarse de la Cierva de Cerinia y llevarla viva de Énoe a Micenas. Este animal veloz y moteado tenía patas de bronce y cuernos de oro como los de un ciervo, por lo que algunos dicen que era un ciervo. Estaba consagrada a Artemis, quien, cuando era niña, vio cinco ciervas, más grandes que toros, paciendo en las orillas del río tesalio de guijarros negros llamado el Anauro, al pie de los Mintes Parrasios; el sol centelleaba en sus cuernos. Corriendo en su persecución, se apoderó de cuatro de ellas, una tras otra, con sus propias manos, y las unció a su carro; la quinta huyó a través del río Celadón a la Colina Cerinia, tal como había previsto Hera, quien ya pensaba en los trabajos de Heracles.
Dos versiones de esta cacería:
- Poco dispuesto a matar o herir a la cierva, Heracles realizó este trabajo sin ejercer la menor fuerza. La persiguió incansablemente durante todo un año, y esa cacería lo llevó hasta Istria, el País de los Hiperbóreos. Cuando, agotada por fin, la cierva se refugió en el monte Artemisio, y desde allí descendió al río Ladón, Heracles disparó una flecha con la que le sujetó las patas delanteras haciéndola pasar entre el hueso y el tendón sin derramar sangre. Luego la recogió, se la puso sobre los hombros y se apresuró a volver por la Arcadia a Micenas.
- Siguió la pista de la cierva hasta que la encontró dormida bajo un árbol. Ártemis salió al encuentro de Heracles y le reprendió por haber maltratado a su animal sagrado, pero él alegó que le había sido necesario hacerlo y echó la culpa a Euristeo. Así aplacó la ira de la diosa, quien le dejó que llevara la cierva viva a Micenas.
__________________
Resumen realizado en base al libro: Mitos griegos II, Robert Graves con fines didácticos.
Comentarios
Publicar un comentario