Heracles había realizado esos diez trabajos en el término de ocho años y un mes, pero Euristeo, descontando el segundo y el quinto, le impuso dos más. El undécimo trabajo consistió en conseguir los frutos del manzano de oro, regalo de bodas de la Madre Tierra a Hera con el que ésta se había mostrado tan complacida que lo plantó en su jardín divino. Cuando un día descubrió Hera que las hijas de Atlante, las Hespérides, a quienes había confiado el árbol, hurtaban las manzanas, hizo que el dragón Ladón, siempre vigilante, se enroscara alrededor del árbol como su guardián.
Heracles, quien no sabía en qué dirección se hallaba el Jardín de las Hespérides, marchó a través de Iliria hasta el río Po, el hogar del dios marino oracular Nereo.Cuando por fin Heracles llegó al Po, las ninfas del río, hijas de Zeus y Temis, le mostraron a Nereo dormido. Él asió al viejo y venerable dios marino y, sujetándolo a pesar de sus muchas transformaciones proteicas, le obligó a profetizar cómo se podían conseguir las manzanas de oro. Algunos dicen, no obstante, que Heracles acudió a Prometeo, para que le diese esa información.
suelo y volvió a ponerse el firmamento en los hombros; inmediatamente Heracles recogió las
manzanas y se alejó con una despedida irónica.
__________________Resumen realizado en base al libro: Mitos griegos II, Robert Graves con fines didácticos.
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