Euristeo ordenó a Heracles, para su séptimo trabajo, que capturara al Toro de Creta; aunque no se conoce a ciencia cierta la naturaleza de este animal: si era el toro enviado por Zeus y que transportó a Europa a través del mar hasta Creta, o el que Minos dejó de sacrificar a Poseidón y engendró al Minotauro con Pasífae. Lo cierto es que el animal hacía estragos en Creta, especialmente en la región regada por el río Tetris, desarraigando las mieses y derribando las paredes de los huertos.
Cuando Heracles se embarcó para Creta, Minos le ofreció toda la ayuda que podía, pero él prefirió apoderarse del toro sin ayuda de nadie, aunque arrojaba llamas abrasadoras. Tras una larga lucha, consiguió llevar al monstruo a Micenas, donde Euristeo lo dedicó a Hera y lo dejó en libertad. Pero Hera, quien aborrecía un don que redundaba en la gloria de Heracles, llevó al toro primeramente a Esparta y luego, a través de Arcadia y del Istmo, a la Maratón ática, desde donde posteriormente Teseo lo llevó a Atenas para sacrificarlo a Atenea.
Resumen realizado en base al libro: Mitos griegos II, Robert Graves con fines didácticos.
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