Tvastr engendró dos hijos: Saranyú y Trisiras. Vivasvat pidió en matrimonio a la joven Saranyú y de esa unión nacieron Yama y Yamí, gemelos, siendo el mayor de ellos Yama. Sin el consentimiento de su esposo, Saranyú creó una mujer idéntica a ella, tomó forma de caballo y huyó. Vivasvat sin darse cuenta del cambio tuvo un hijo con la mujer idéntica, al que llamó Manu. Pero fue entonces que Vivasvat se dio cuenta de lo que había pasado así que tomó forma de caballo y persiguió a su esposa. Ella al reconocer a su esposo estaba dispuesta a estar con él nuevamente, éste la posee pero el semen cae al suelo. Saranyú lo olfatea porque quería ser madre nuevamente y de allí nacieron dos jóvenes, llamados Nasatya y Dasra, conocidos como los Asvins.
Metis, hija del Océano, fue la primera esposa de Zeus. Sobre ella recaía el peso de un importante destino: si daba a luz un hijo, ese niño sería capaz de destronar a su padre. Gea, advirtió de esto a Zeus quien, una vez enterado, y conociendo la capacidad de esta para metamorfosearse, comenzó a desafiarla con un interrogatorio sobre cuantas formas puede tomar: -¿Puedes convertirte en una gota de agua?- Preguntó el dios. -Por supuesto – respondió Metis airada -!Demuéstralo!- Desafió Zeus Y en el momento en que su esposa se transformó en una gota de agua Zeus se la tragó. Tener a Metis era incorporar esa astucia que le permite desbaratar de antemano los planes del enemigo y triunfar sobre él. Metis se encontró entonces en el vientre de su esposo. Zeus aulló de dolor, la cabeza se hinchó como el vientre. Comienza en este momento el mito de Atenea, ante aquel dolor de cabeza del supremo Dios, Hefestos, se acercó a ayudarlo...

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